domingo, 1 de enero de 2012

Del disparador, lo nuevo...

“…Habíamos de tomarlos por sorpresa. La base estaba muy próxima en los lentes de nuestros prismáticos.
El desierto propinaba una sudada y deliciosa bienvenida al bajar de la pradera norte, donde quedaba atrás el poco viento dulce que se encontraba en Terronia.

Era la hora de ellos o la nuestra, tal vez…

La arena seguía siendo dorada y, en la medida en que avanzábamos, nuestros radares nos decían que lo que después teñiría de rojo todo el jodido paisaje seria la sangre de los rebeldes, de los pocos inmunes que podíamos descifrar.

Después de este, el ultimo episodio, los atardeceres dejarían de existir en el planeta Tierra…”

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