Se forman duetos mortales de pechos y pectorales imantados .
El municipal se amontona las tripas a carcajadas desde el costado
cuando ve la polvareda en la pista,
tan llena de semimuertos que tiran sus huesos a los cuscos,
equilibrando las patas heterogéneas,
humeadas de tanto talco que hasta las toses etilicas rechazan con asco.
¡A ese le faltan años de dibujar con las patas!
¡A ese le faltan años de dibujar con las patas!
Igual se levanta y se calza el cuero
cuando las notas engordan dos cuartos.
Saca del bolsillo un pedazo del hígado del día anterior, oreado,
seco a punto de esponja y cruza la pista, toda niebla,
con un instinto de escopeta recién comprada,
apretando el tinto hasta con las hernias,
casi caleidoscopeando con los ojos.
A ese le faltan años de dibujar con las patas!
A ese le faltan años de dibujar con las patas!
Cruza la niebla mientras la tarima se va vaciando de compases,
se vacia como la pista, como la silla que fue a buscar,
solo la silla que fue a buscar,
solo que fue a buscar,
solo fue a buscar,
solo a buscar,
solo buscar,
solo.
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